Mi madre soñó

Budapest, 5 de marzo de 1848

Mi madre soñó que yo sería víctima de un caballo. Por eso me alejó de nuestra casa en el campo y me envió a la ciudad, con mis tías. Siempre tuve vedados los viajes, al menos en su forma habitual. En cada ocasión en la que las fiestas navideñas o los meses de estío reclamaban a mi alma la compañía de mis hermanos pequeños (confieso aquí que la ausencia de mis padres no hacía aflorar en mi corazón sentimiento alguno de angustia o extrañeza), preparábamos, nerviosos y alegres, una expedición pedestre rumbo al norte. Mientras los carruajes pasaban a nuestro lado, mis tres tías junto con nuestros dos criados y yo misma, gozábamos de la excitación de el aventurero que se sabe a punto de descubrir una mina de esmeraldas y que continúa con determinación su animosa marcha…

Aquellos fueron tiempos felices, László. También fueron felices los años que siguieron en tanto que yo seguía alejada de los equinos, según lo que era ya una costumbre. Mientras escribo tu cumples tres años. Esta carta te responderá a la pregunta de por qué en tu veinte aniversario tu madre no está contigo.

Hace dos meses me hice un rasguño en la muñeca con el borde oxidado de un tapiz. La infección se extendió, la amputación fue inútil y la gangrena se ha alojado en mi cuerpo como un enjambre de sanguijuelas. Pronto llegarán a mi corazón. He ordenado quemar el tapiz del caballo.

Cuídate, hijo mío. Procura tu felicidad y no temas a nada en esta vida, a nada excepto a los leones. Tu madre amantísima,

Renata

4 respuestas

  1. Ya echaba yo de menos estas historias de final sorprendente.
    Mira que son buenas!!!!
    🙂

    Beso!!

  2. ah! te diré que el espíritu de Renata sobrevolaba la semana pasada Budapest, a lomos de un caballo alado

    🙂

  3. Oooh! Gracias a nuestra conexión telepática ahora se que Renata se reconcilió al fin con su sueño. Besazo! 🙂

  4. que alegria me da leerte nuevamente!!! y con una historia tan buena como siempre. me gusta mucho la imagen nueva también. baga te manda besitos.

    sevemos

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